Capitulo I

Janna se quedó mirando por donde se habían ido. Por su parte, Sivir se puso en el suelo, aliviada de que se fueran.
-Criaturas estúpidas.-
-Estás bien?- Ahri acudió a su lado rápidamente.
-Largo.- Murmuró Sivir.

El fuego blanco que envolvia su espada desaparecio y Luxen puso una rodilla contra el suelo, cerrando los ojos. Aun sentia la presencia de las criaturas, pero esta se alejaba cada vez mas.

-Bueno, ya está.- Dijo Nidalee bajando. Katarina y Sona se fijaron entre los árboles. Janna miraba al cielo murmurando algo que no se escuchaba.

Luxen intento de pararse, pero enseguida sintio un agudo dolor en el costado derecho, justo donde habia sido herido antes. El joven solto una queja de dolor y puso su mano donde le dolia. Aunque su herida habia sido curada por Janna, el joven no se sentia mucho mejor. Se levanto con dificultad y camino hacia el cuerpo del duende que lo habia herido, tomo su arma y examino detenidamente la hoja.

Janna apareció al lado de Luxen. Lo tomó por debajo de los hombros para sostenerlo. Nidalee la ayudó.
-Te duele? Dónde?- Preguntó Janna, casi en un susurro. Las demás chicas también se acercaron.

-Logro curar mi herida, señorita, pero al parecer... la hoja estaba embruja. Le dijo el joven a Janna, soltando la espada.

Janna se acercó a él, tocándole la parte herida y examinándola. Intentó curársela otra vez, pero no creía que daría resultado.
-Ni la magia de una semi-diosa puede curar eso... Entonces... Son muy poderosos.- Sentenció de manera casi inaudible. Todas se miraron entre ellas.

-Creo... que estare bien, dudo que puedan matarme con un hechizo como este. Respondio.

Janna frunció el ceño.
-Estás seguro?-

Luxen asistio con la cabeza.
-Es un hechizo simple, actua como veneno. Sin embargo, mi cuerpo es capaz de absorberlo, ya que esta hecho con magia demoniaca bastante pobre. Si fuera otro hechizo, tal vez no sera tan facil sobrevivir. Explico el joven. Dio un par de pasos, pero pronto cayo de rodillas, soltando una queja de dolor.

-Luxen!- Se apresuró a decir Janna mientras se arrodillaba junto a él. Las demás la miraron algo sorprendidas. -Pero qué estáis mirando?! Ayudadme!- Dijo, mientras intentaba levantarlo. Las chicas reaccionaron y la ayudaron a levantar a Luxen.

-Lo siento... pero creo que no podre seguir con el viaje por hoy... Dijo, exausto.

Janna frunció el ceño y miró a las demás.
-Yo me encargo. Id a la cueva.-
-La cueva?- Preguntó Ahri confusa.
-Sí, sí, la cueva, iremos en cuanto podamos, ahora largo!- Se apresuró a decir Janna. -Esperadnos allí, limpiad el entorno y dejad provisiones. Nos instalaremos ahí.-
Ashe asintió.
-Vámonos.-
Pronto las demás dejaron el lugar. Janna miró a Luxen. Lo levantó y lo sentó al pie de un árbol.
-Descansa. Cuando recuperes tus fuerzas nos iremos, de acuerdo?-

Luxen asistio con la cabeza y observo a la joven.
-Se lo agradesco, señorita... Dijo entonces, con los ojos entreabiertos.

Janna se limitó a poner una mano en la cabeza del chico.
-Descansa.- Se sentó a su lado, mirando el cielo.

El joven sonrio y cerro los ojos, quedando profundamente dormido.

Ella se quedó despierta, pero se le cerraban los ojos. Hacía días que no dormía. Los dioses no necesitaban dormir, así que ella se negaba a hacerlo. En un momento dió un cabezazo del sueño, frunció el ceño y miró al cielo.
-Ojalá mueras pronto.- Murmuró. Poco después empezó a llover y Janna bajó la cabeza un momento, pensando. Los ojos se le cerraban. No recordó cuándo se quedó dormida junto a Luxen.

Luego de un par de horas el joven abrio los ojos, vio a Janna dormir junto a el y sonrio. El muchacho halso la vista y miro hacia el cielo, esperando que la joven se despierte.

Janna había quedado profundamente dormida. Cuando empezó a abrir los ojos, estaba demasiado cerca de Luxen. Se sonrojó y se apartó con rapidez.
-Lo siento. Me dormí.- Murmuró avergonzada y odiándose a si misma. Miró al suelo delante de ellos, donde el árbol no protegía la tierra. -Ha llovido.- Dijo para cambiar de tema, fingiendo no saber por qué había llovido.

Luxen sonrio y se levanto suavemente, poniendo su mano sobre donde habia sido herido. Estaba un poco mejor, pero seguia sufriendo un poco.

Janna se levantó rápidamente para atender a Luxen.
-Qué tal la herida? Mejor o peor? Podemos viajar ahora o esperamos a más tarde?-

-Creo que podemos seguir... Dijo, mientras daba un par de pasos, pero rapidamente se detubo y solto una queja de dolor.

Janna volvió a sentarlo cerca del árbol.
-No. Esperaremos un rato.- Dijo, y se puso en cuatro patas justo frente a él, a la misma altura. Se acercó a la herida y puso una mano para seguir curándolo.

-No gaste fuerzas en eso... señorita. Dijo, observandola.

Janna se sonrojó levemente al verlo cerca. Tiró un poco hacia atrás la cabeza.
-No es problema.- Murmuró, limitándose a mirar la herida del joven.